El paseo de Gracia cumple 200 años. Durante este tiempo se han producido, como es lógico, una buena serie de cambios, pero hay que reconocer que han sido para bien. La galería fotográfica capta con fidelidad el perfil y el ambiente distinto de cada época.
Nace en 1939 en Barcelona. Es periodista. Escribe en La Vanguardia desde 1966, de la cual es cronista de la ciudad. Ha dirigido y presentado seis documentales en TV3. Ha publicado 80 libros sobre poetas (Sagarra o Brossa) y artistas (Miró,...
Paseo de Gracia cumple 200 años. Durante este largo tiempo se han producido, como es lógico, una buena serie de cambios, pero hay que reconocer que han sido para bien. La prueba es que el profesor universitario Allan B. Jacobs no solo lo ha incluido en su libro Great Streets (MIT Press), sino que le dedica numerosas páginas para describirlo con minuciosidad y no ha dudado en otorgarle incluso la calidad de ser una de las cuatro calles más grandiosas del mundo. Dos aspectos se han mantenido intactos: la dimensión y el ambiente burgués. Destacan dos períodos bien diferenciados: el paseo rural y el paseo urbano. La burguesía siempre ha tenido tiempo para pasear y siempre ha demostrado el deseo de exhibirse, motivos por los cuales, desde el primer momento, cuando aún no se habían derribado las murallas, reconoció que este era el espacio inmejorable y predilecto para hacerlo, ya sea a caballo, en carruaje o en automóvil, pero, invariablemente, a pie y sin ninguna prisa. La generosa galería fotográfica capta con fidelidad el perfil y el ambiente distintivo de cada época.